martes, 11 de diciembre de 2012

Árboles de Navidad (I)

Ya ha pasado el puente y ya no hay excusa para colocar la decoración navideña. Hoy me voy a centrar en los árboles de Navidad.


Existen varias teorías en torno al origen del árbol de Navidad, una de las más extendidas defiende que proviene de los celtas de Europa central, quienes empleaban árboles para representar a varios Dioses. Además, coincidiendo con la fecha de la Navidad cristiana celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol. Tenía el nombre de Divino Idrasil -Árbol del Universo-, en su copa se hallaba el cielo y en las raíces profundas se encontraba el infierno.

Según cuenta la leyenda, entre los años 680 y 754, San Bonifacio evangelizador de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz esta tradición pagana, por lo que decidió adaptarla dándole un sentido cristiano. Fue así como cortó con un hacha un roble que representaba a Odín, y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne simbolizaba el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo.

Se cree que el primer árbol de Navidad, tal y como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605. 

Martín Lutero es considerado el inventor del árbol de navidad. Según se cuenta, Lutero, una noche observo como la luz de las estrellas centelleaban en las ramas de los árboles que estaban cubiertos de nieve. Inspirado por esta imagen taló un árbol, lo llevó a su casa y lo decoró con velas, nueces y manzanas. Al correr de los años, esta idea se esparció por algunas provincias de Alemania y para el siglo XVI, la gente ya empezaba a tener la costumbre de colocar un abeto en sus hogares. Surgiendo los adornos y los mercados en algunos pueblos de Alemania donde se podían conseguir objetos de navidad.
La historia cuenta que esta costumbre cobra fuerza y se extiende como moda cuando la Reina Victoria de Inglaterra para celebrar la Navidad, hace colocar un árbol en el palacio decorándolo con velitas que hacen relucir una serie de bellos y finos adornos.




A España lo trajo una mujer de origen ruso que contrajo segundas nupcias con un aristócrata español, quien trajo la tradición de colocar un árbol navideño.


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